La obra nos transporta a Hiperia, la mítica isla de los cíclopes pastores, también conocida como Sicilia. Aquí vivió Polifemo, el cíclope a quien Ulises visitó en busca de hospitalidad y ayuda.

A través de sus texturas, la artista evoca sensaciones y estados emocionales asociados al lugar, como la fuerza y ​​la violencia que caracterizan esta tierra. Los ojos, símbolo recurrente en la obra de la artista, destacan en la composición como recordatorio del triunfo del bien y del mal.